Melo

Gouveia

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"Escribo para hacer visible el misterio de las cosas. Escribo para ser. Escribo sin razón": las palabras de Vergílio Ferreira (1916-1996) son prestadas, ya que la vida y la obra del escritor, nacido en Melo, dejan una huella única en el pueblo de la vertiente norte de la Serra da Estrela.

Melo siempre será el hogar de Vergílio Ferreira, que eligió ser enterrado allí, con su ataúd frente a la Serra da Estrela. La plaza central del pueblo es el punto de partida de la Ruta Literaria Vergiliana (las frases que abren este texto están inscritas allí), con paradas en otros puntos emblemáticos -desde la casa donde nació ("al pie de la picota, el alto frontón, la fachada toda de pizarra como escamas"), ya profundamente alterada, hasta Vila Josephine, la casa amarilla donde creció y se alojó cuando regresó al pueblo ("Aquí estoy. En la casa grande y desierta. Para siempre"). Sus bustos, estatuas y palabras esparcidas por las calles de Melo marcan el paisaje de la localidad del municipio de Gouveia.

Pero esta tierra de letras y cultura tiene mucho más que ofrecer. Con sus orígenes en tiempos inmemoriales, la villa tuvo una importancia política considerable (carta del rey Manuel I en 1515, cabecera de condado hasta 1834) y conserva un patrimonio significativo como el Museo Etnológico, la Capilla de Nossa Senhora da Conceição, el Ayuntamiento, la Pillory y, en particular, el Paço. Este edificio protegido, que se cree que fue la casa solariega de los fundadores de Melo en los siglos XIII o XIV, sigue en pie en ruinas, sin perder ni rastro de su grandeza original. Al fin y al cabo, no sólo la escritura vergiliana perdura en Melo.

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