Para disipar el malentendido, los visitantes de Alvôco das Várzeas no deben equivocarse: el “puente romano”, probablemente la imagen más conocida del pueblo, no fue construido por los romanos. Pero, eso sí, los orígenes del lugar se remontan a la época anterior a Cristo, y por allí habrán pasado gentes de la península itálica, como lo revelan las muelas y molinos que aún hoy existen allí. El “puente romano” es en realidad un puente medieval, construido en el siglo XIV. No es que esto le quite su relevancia: clasificado como bien de interés público, es un elemento fundamental del patrimonio local, que enmarca la playa fluvial y el parque de picnic a orillas del río Alvôco.
Luego comience en el puente y camine a lo largo del río, disfrutando de la fauna local única. Allí es común encontrar nutrias, garzas, martines pescadores y otras especies animales raras de la región. En las orillas, cucas, pimpilros y acebos alegran la vegetación, salpicada aquí y allá de molinos de viento (algunos de ellos aún en funcionamiento). Desde el río Alvôco también es posible caminar a lo largo de dos levadas (probablemente otra herencia romana), que todavía hoy funcionan como sistema de riego comunitario para campos agrícolas (principal ocupación de la población local).
Subiendo al pueblo – y después de un paseo por el pintoresco centro histórico – hay que apreciar la Iglesia Parroquial (siglo XIX), la capilla de S. Sebastião, los cruceros y las Alminhas do Terreirinho, donde – dice la cultura popular – las brujas se reunían en conspiración escalofriante. Sí, Alvôco das Várzeas también es conocido por sus leyendas, protagonizadas por brujas, hombres lobo y princesas... aunque nadie puede garantizar haber visto personajes así en el pueblo.